domingo, 30 de enero de 2011

Personal e intransferible.

Por espiritualidad debe entenderse el camino concreto que pretende llevar al hombre a su último fin, y no la creencia mas o menos adulterada en un teísmo determinado. Busca el camino para devenir según la realidad de lo que somos, es decir, la realización del propio ser. Si hablamos del recurso teísta en concreto, se puede afirmar que la dimensión divina puede representar un ennoblecimiento del carácter de la realidad, ontológicamente comprendida como vivencia profunda, que de una comprensión ordinaria -desprovista de sentido trascendental- puede ser vivificada cuando se experimenta en su causa primera -aquel encuentro común a todas las cosas, el animan, su raíz (lo más sutil, el átomo). Generalmente en la llamada dimensión trascendental, el límite es el espacio-tiempo, lo que se suele considerar como mundo o universo físico, -de donde proviene la voz "mundano" o "mundanal"- y su causa primera, entendida como algo suprafísico -no susceptible a medida ni peso- adquiere una connotación ordenadora como fundamento de la estabilidad en aquello que sí es físico. Esto tiene la implicación de otros tantos postulados, por ejemplo, el de que no puede existir un órden natural sin una inteligencia universal; no teniendo, la inteligencia, peso ni medida física posible. En este sentido el teísmo deviene en una complementariedad de aquello espiritual, pero no es su característica fundamental. También puede entenderse la inteligencia como una inamencia (que emana de dentro) de la materia, pero en todo caso nunca serán una misma cosa lo esencial (sutil) y lo substancial, mas que en esa primera causa, dentro de la dimensión divina, que representa la interacción sensible-inteligible.
Puesto que de la fuerza ordenadora de la naturaleza se desprende este último fin del hombre que persigue la espiritualidad, que puede estar en manos del hombre en la medida en que participa de su naturaleza, asimismo, verdadera; lo divino fundamenta la experiencia espiritual en numerosas ocasiones. Aún con todo, las implicaciones teístas pueden ser dispares dependiendo de la interpretación que se le dé y de como se constituya el espectro de la divinidad misma. La expresión lo divino es usada de manera variable en distintas confesiones y creencias, e incluso entre diferentes individuos dentro de una misma fe, para referirse a un poder transcendental, o a sus atributos y manifestaciones en el mundo, y aunque puede, no tiene por qué presuponer la existencia de diversos dioses o de un único Dios absoluto. Se distingue aquello espiritual de aquello religioso en la misma significancia de éste último término. Por "religiosidad" no se entiende ni "religionismo" (concepto sociológico de pertenencia) ni "religiología" (doctrinal), sino aquella actitud del ser humano que es consciente de su "religación" a toda la Realidad y a la naturaleza misma, tanto la divina como la cósmica y la humana, y que cristaliza en formas dependientes de las culturas en que vive. (R. Panikkar) Tal religación descansa pues sobre la implicación directa del hombre en esa realidad toda que incluye el nivel en que la inteligencia universal es una partícipe para con el hombre, o viceversa. Todas las palabras humanas se erosionan por su uso, pero también por su abuso. Una buena parte del mundo moderno ya no se considera "religiosa" por las connotaciones e institucionalización que esta palabra ha ido adquiriendo sobre todo en Occidente. Teniendo en cuenta lo dicho, y respetando la etimología, por espiritualidad podría entenderse aquella expresión de la vida humana que se deja impregnar por el Espíritu como símbolo de una tercera dimensión en la que el hombre es consciente de vivir. (Panikkar)
Téngase en cuenta que el Espíritu no representa otra cosa que el principio impulsor del ánimo, o esencia inspiradora, que permite obrar en armonía. Cuando dicho "obrar en armonía" constituye un religamiento, una interacción directa e implicada con la Realidad toda y la naturaleza misma, la espiritualidad deviene religiosa. Así, el verdadero sentido de la palabra sacrificio no es el de un autodestructivo fustigamiento insostenible esde el punto de vista espiritual, si no que viniendo de la raíz "sacro", o sagrado, cualquier actividad de trascendencia sería un sacrificio, no en el degenerado sentido, si no como el hacer armónico mismo, cualquier actividad que se considere sagrada. (ya sea reunirse al lado del fuego, trabajar o tener sexo). Es una entrega voluntaria a lo más sagrado, entiéndase como se entienda ésto último. Proviene de la estupidez, toda esa mentira contra el ser: el verdadero sacrificio no puede ser forzoso ni doloroso, y mucho menos negar la mas natural esencia de uno mismo.
De ahí que la palabra cultura provenga de culto, en aquel cuyo dirigirse por la vida responde a un asimismo dirigirse en consecuencia respecto a las leyes que mantienen la armonía del universo o la misma ética natural, en base a su conocimiento de la sacralidad misma, de aquello que reviste trascendencia. Toda cultura se fundamenta y se construye sobre unos principios, que representan su realidad atómica (indivisible). Su cuerpo de cohesión. Por lo tanto, el culto se fundamenta en una teórica general (postulativa y fundamentativa) y una ortopraxis (que manifiesta el poder teórico), y no puede existir la una sin la otra. Su división es su desintegración. En las religiones no dogmáticas, la praxis cultural reviste un carácter exotérico. El dogma no es mas que un conjunto coherente de enseñanzas e instrucciones, no implicando, el cuerpo doctrinal, de imposición alguna. El mal uso y abuso del dogma, no constituye, en todo caso, nada que tenga que ver con la experiencia religiosa propiamente dicha.

Todo lo demás es una adulteración o una alteración del sentido primero de las cosas. A partir de aquí, confiar en una explicación espiritual y/o religiosa de la realidad, es una decisión personal e intransferible. Es significativo obsevar que el mismo hombre "renacentista" y "humanista", que se escandalizaba de que la humanidad hubiese creído hasta entonces que la tierra era el centro del universo, pasara a pensar que su "tipo" humano representara ese mismo centro, y se sintiera inclinado a exomulgar de la humanidad a los que no fuesen o hubiesen sido "humanistas". La pretensión de verdad -y de universalidad- de cualquier sistema de pensamiento exige la renuncia a querer ser el único propietario de ella: la verdad no es una posesión.

Lo demás es fanatismo.

martes, 25 de enero de 2011

La gran travesía

El tiempo, oleaje de instantes que vienen y se van, pasa inadvertidamente en la playa de la juventud. Transito en la orilla de la móvil espera.

Una sirena me observa desde mar adentro. Es la espectativa de un futuro siempre mejor, forjado a golpes de esperanza en el respirar profundo de la vida. Sentado en la arena contemplo el amanecer en el horizonte, que me habla de alegrías por venir en el acontecer de la ordinaria espera.

Me sumerjo en el mar de la duda y encuentro el conocimiento de los que miran al abismo. La naturaleza es tan perfecta que ha dispuesto una piedra en cada paso, un interrogante en cada respuesta, una ola inmensa en cada minuto de tiempo. La música de las esferas reverbera y me llegan ecos de su perfecta armonía. El caos responde al órden implícito en las piedras del camino.

Seguir adelante es la única premisa para llegar al sol. La tormenta es solo una diatriba en momentos de duda. Tiemblan brazos y piernas, es la voz del inconsciente que se sabe una gota en el océano del tiempo. Me acompañará la vida de las profundidades en este viaje por el espacio exterior de las grandes distancias y los imposibles deseados.

Cuando llegue al infinito, sabré que habrá expirado el tiempo del cansancio y reposaré al otro lado de la realidad, allá donde moran las estrellas y se fraguan soles.

domingo, 23 de enero de 2011

Teatro de títeres.

Violencia en las calles, atisbo de insanidad en el pozo de los desalmados. Noche fría y helada, hinvierno de egos diminutos cruzando la espiral estacional del tiempo variable y el ánimo vipolar. Inútil poesía de las almas en la sombra, infantil querella de narices polvorientas. Puños de acero y cerebro de mosquito, ojos saltones de insecto furibundo, palabras necias que se clavan como aguijones inocuos en la piel del valiente despistado. Ganchos en la mandíbula de la noche festiva y alegre, coito interrumpido de las risas y las copas que brindan por la alegría. Huellas de osadía en tiempos de paz que solo siguen los buscadores de sensaciones vacías. Buscan entrar en calor a golpes para combatir el frío de la soledad, intimando con lobos que les protegan del dócil viajero. Cobardía encumbrada.


Navajas que se quedan en el gaván, amenazas cortantes como el cristal helado de los corazones henchidos de aire, mas ligeras que una nube y mas efímeras que la nieve inspirada. Insultos a una dama vociferados por la inpotencia de los prepotentes. Caras de odio, compañía inflamable en el bar de los negocios turbios. Miradas desconfiadas, oídos sordos al otro lado de la duda. Comparsa de rufianes que gimotean como pavos reales en la pasarela de la estupidez. Ruido en la puerta del bar, parece que hay gresca. La multitud interviene y el detonador se pone impaciente.

Falsa alarma: bomba desconectada de la realidad del aquí y el ahora, a la que no es necesario darle mas bombo. Las explosiones en cadena acaban rotas por el entendimiento del dócil viajero, contrincante consecuente de los necios. Intentaron amargar la noche con la amargura de sus cadenas de odio. Anecdótica querella en un paraje frívolo. Final feliz en el KGB, entre copas y buena música.

viernes, 21 de enero de 2011

Metaforia

Al otro lado de este mundo la luna se divide en dos y aparecen en el horizonte las anchas llanuras de la tierra de Metaforia. Un mundo que no está ni aquí ni allí, pero en todos lados al mismo tiempo. No existe, en este extraño rincón del universo, a veces pequeño y otras colosalmente extenso; ni el arriba ni el abajo, siendo esféricamente perfecto y numéricamente inproporcionado. Sus habitantes guardan estrecha relación con el ser humano, si no fuera porque duermen de día y despiertan en sueños. Sus costumbres son caprichosas y extravagantes, pues se alimentan de ideas y cultivan sueños. Por lo demás, están tan vivos como nosotros: lloran, sufren, ríen y se enamoran.
Abundan los molinos de viento en este mundo étereo y sublime, y hacen las grandes travesías en zepelines, surcando la noche púrpura de su mundo imaginal; siempre vigilado por Selene y Lorelei, fragmento de nuestro satélite que otorga tan majestuosa coloración a su cielo auroreado. Los habitantes todavía recuerdan como, en plena revolución industrial, Lorelei se desdobló de su nodriza catapultándose hasta el cénit de la bóveda celeste, dando comienzo así la era de la independencia.

Juro que tuve la suerte de penetrar en Metaforia muchos años atrás, siendo todavía un adolescente, en mi primer escapada al monte como mochilero y en compañía de mis camaradas. No nos resultó fácil volver de aquella tierra maravillosa, la cual no he vuelto a encontrar jamás hasta día de hoy. Espero volver alguna vez antes de que sea demasiado tarde, pues todos los animales de nuestro planeta han estado emigrando a este hermoso lugar; desde que la resplandeciente Lorelei hiciera su primera aparición en el cosmos purpúreo del inaccesible, pero siempre presente, cielo Metafórico.

jueves, 20 de enero de 2011

Luces en la oscuridad

Fiel consejera en los momentos mas oscuros, una almohada es un mundo por descubrir repleto de seres mitológicos y ninfas imposibles, letargos infinitos y visiones efímeras pero necesarias: el arte de soñar es la alquímia del tedio, y amanecer es dejar el deseo de vivir en manos de un animal hambriento. Como la princesa que nunca sonríe de Viktor Vasnetsov, me rindo a la levedad de las horas muertas, expuesto a los desiertos interminables del aburrimiento, hasta que mis párpados cedan a mi voluntad mas profunda y secreta. Camino entre los grandes nombres del tedio que nunca salieron en los libros de historia, aquellos abandonados a su suerte en mitad de la bruma del fastidio, hasta que fueron rescatados por Morfeo y penetraron en el oasis de la balsámica noche, donde obtuvieron el reconocimiento de las estrellas impávidas.
Los hijos del sol se alimentan de la vanidad y tratan de someter el cielo a sus propósitos megalómanos. Nosotros, renegando de la actividad frenética del día, abrazamos la calma de la noche y nos sumergimos en las profundidades de lo etéreo, suspirando, ronroneando y bostezando. Somos el heraldo de la utopía y polvo del devenir, una nada en el eje del mundo; la nota mas baja del órgano, tan profunda, que nadie la oye. Nuestro triunfo es el mas absoluto abandono; somos como dioses que no necesitan escalar grandes montañas ni atisbar cimas imposibles, porque son ellos mismos el techo y el suelo del mundo; los soñadores, que no persiguen quimeras si no que las sueñan, que no desean la luna si no que la abrazan...

miércoles, 19 de enero de 2011

Tempus Fugit


La actividad contemplativa es una praxis activa, en tanto que la atención una posesión del momento presente. El tiempo obviado es inexistente, porque no hay tiempo sin constancia presente de aquello devenido. Las horas pasan en la medida en que pasa la mente, de un estado a otro, de un antes imprevisto a un después todavía mas imprevisto, y el tiempo se escurre entre tiempos inexistentes y la alternancia de momentos distintos. Contemplamos el sucederse como una efímera belleza inasible, intentando captar la mutación del ahora en el después que ya no es futuro, si no presente, o incluso pasado; y perdemos esa posesión fundamental de lo que somos en el tiempo como el agua que se escurre entre los dedos. La contemplación del inmutable tiempo verdadero y constante, única propiedad posible, la de ser poseído de antemano por la conciencia del propio tiempo objetivo reflejado en nuestro tiempo desposeído, es un yo que no cesa de ser menos nuestro que ese tiempo tan ajeno, pues su constancia es ir pasando sin dejar de ser nunca el mismo de siempre. No el conocido, particular y definible tiempo de aquello que devenimos mañana, si no aquel gran incognoscible que nunca llegamos a ser.
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El sol se ha ido pero volverá, mañana el pronóstico vuelve a ser frío. Abrigaos bien, pero no demasiado, no vaya a ser que el sol os descubra de imprevisto... cuando mañana ya no sea mañana, si no un ayer que no ha llegado todavía, ni que lo hará mientras perdure el tiempo.